jueves, 6 de junio de 2013

Nosotros los colores

Cuando el dolor es inminente los cuerpos se caen, las pieles se derriten, solo queda lo que somos, y perfectamente podemos mezclarnos y ser otro o ser un todo.

Porque está bien que deba existir un código de supervivencia y equilibrio, en donde las malas actitudes o las máquinas escupeenergíaspesadas no abunden.
Está bien que se establezca una unión de confianza, de respaldo, apoyo y recarga.
Es necesario que nos respetemos como personas de cuerpo entero y vestido, pero no nos olvidemos que también tenemos que respetarnos del lado de adentro.

No por tener una mala experiencia con otra persona, las próximas que te interrumpan el paso van a ser iguales, ni tampoco es uno que marca la tendencia a rodearse de las mismas. Es la necesidad del otro ser por descargar en uno lo que no puede resolver consigo mismo. Y esa gente va a las fuentes de energía más cercana que tiene, así sea la persona que más presente estuvo. Son como celulares con la última raya de batería que buscan a todo o nada un cargador, así tengan que hacerlo explotar mientras ellos puedan quedar con la pilita llena.

Pero así como ellos, nosotros también necesitamos de otros para poder recargar y seguir. Solo que lo hacemos de diferentes maneras y muchos, con el fin de que sea renovable y sirva para las dos puntas del canal, para el que emite y para el que recepta.

Cuando las cosas se ponen pálidas es cuando todo esto desaparece o debería desaparecer. Aceptándonos como parte de un todo, un algo maravilloso que no para de irradiar energía, de canalizar y transmutar. Cada uno de la forma que le sale, pero saliendo al fin. Es como cuando el rayo de luz blanco atraviesa un prisma óptico  y se separa en muchos colores, lo mismo. En este caso nosotros seríamos los colores y necesitaríamos llegar todos juntos al prisma para ser uno solo recargado, fuerte y resistente.

Si todos, por un momento, tomásemos al otro como un semejante y no por lo que significa según sus actitudes, nunca quedaría alguien en banda cuando más lo necesita. De esta manera evolucionaríamos como especie y estaríamos dando un gran paso hacia una nueva era.

El mundo está lleno de amor, de fuerzas y vientos de cambio, hay que estar atentos porque mientras acá la quedamos, allá arriba las lucesitas no paran.


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