Cuando el dolor es inminente los cuerpos se
caen, las pieles se derriten, solo queda lo que somos, y perfectamente podemos mezclarnos y ser otro o ser un todo.
Porque está bien que deba existir un código
de supervivencia y equilibrio, en donde las malas actitudes o las máquinas
escupeenergíaspesadas no abunden.
Está bien que se establezca una unión de confianza, de respaldo, apoyo y recarga.
Es necesario que nos respetemos como personas de cuerpo entero y vestido, pero no nos olvidemos que también tenemos que respetarnos del lado de adentro.
Está bien que se establezca una unión de confianza, de respaldo, apoyo y recarga.
Es necesario que nos respetemos como personas de cuerpo entero y vestido, pero no nos olvidemos que también tenemos que respetarnos del lado de adentro.
No por tener una mala experiencia con otra
persona, las próximas que te interrumpan el paso van a ser iguales, ni tampoco
es uno que marca la tendencia a rodearse de las mismas. Es la necesidad del
otro ser por descargar en uno lo que no puede resolver consigo mismo. Y esa
gente va a las fuentes de energía más cercana que tiene, así sea la persona que
más presente estuvo. Son como celulares con la última raya de batería que
buscan a todo o nada un cargador, así tengan que hacerlo explotar mientras
ellos puedan quedar con la pilita llena.
Pero así como ellos, nosotros también
necesitamos de otros para poder recargar y seguir. Solo que lo hacemos de
diferentes maneras y muchos, con el fin de que sea renovable y sirva para las dos
puntas del canal, para el que emite y para el que recepta.
Cuando las cosas se ponen pálidas es cuando
todo esto desaparece o debería desaparecer. Aceptándonos como parte de un todo,
un algo maravilloso que no para de irradiar energía, de canalizar y transmutar.
Cada uno de la forma que le sale, pero saliendo al fin. Es como cuando el rayo
de luz blanco atraviesa un prisma óptico y se separa en muchos colores, lo mismo. En
este caso nosotros seríamos los colores y necesitaríamos llegar todos juntos al
prisma para ser uno solo recargado, fuerte y resistente.
Si todos, por un momento, tomásemos al otro como un semejante y no por lo que significa según sus actitudes, nunca quedaría alguien en banda cuando más lo necesita. De esta manera evolucionaríamos como especie y estaríamos dando un gran paso hacia una nueva era.
Si todos, por un momento, tomásemos al otro como un semejante y no por lo que significa según sus actitudes, nunca quedaría alguien en banda cuando más lo necesita. De esta manera evolucionaríamos como especie y estaríamos dando un gran paso hacia una nueva era.
El mundo está lleno de amor, de fuerzas y vientos de cambio, hay que estar atentos porque mientras acá la quedamos, allá arriba las lucesitas no paran.
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