El encuentro es para mi, el mejor momento del día.
Siempre nos encontramos con alguien, donde sea, quien sea.
A veces nos sorprende, por el tiempo en que la hora en la que salimos de nuestras casas coincide con la hora en la que alguien pasa por la puerta de tu casa en el auto y justo te ve. Pero a veces nos sorprende porque, ese momento en que ibas por las esquina y te acordaste que no llevabas llaves, volviste, agarraste las llaves y de nuevo a salir, te puso en el mismo lugar que alguien pisa , todos los días después de que vos en hora cruzaste.
A veces nos sorprende, por el tiempo en que la hora en la que salimos de nuestras casas coincide con la hora en la que alguien pasa por la puerta de tu casa en el auto y justo te ve. Pero a veces nos sorprende porque, ese momento en que ibas por las esquina y te acordaste que no llevabas llaves, volviste, agarraste las llaves y de nuevo a salir, te puso en el mismo lugar que alguien pisa , todos los días después de que vos en hora cruzaste.
A veces nos sorprende entrando en un lugar donde uno decide
sentirse pleno, donde uno explota y revienta de todo y todos, y esparce lo que
es por los rincones. Y esos nidos donde
hay más gente revoleando sus cosas por el aire, provocan que mis cosas y tus
cosas en algún momento se mezclen. Y que cuando yo vaya a juntar lo mío, pueda
darme un cabezazo con vos, que en el mismo momento te agachaste a juntar lo
tuyo. Y esos golpes de la vida, son los lindos acomodos. Ese momento en que
todo se equilibra, se ordena. El momento del poder. Un simple revoleo de ojos
hace que todo vaya a su lugar a lo Matilda. Listo, es la palabra central que
faltaba en el crucigrama para poder arrancar.
Y como todo crucigrama, a partir de eso, el resto de las
palabras pasan si o si por la principal.
Se cruzan. Otra vez enredos. Otra vez mezclar mi costumbre de ponerle limón a
la sopa, con tu costumbre de tocarte la pera cuando pensas con los ojos
abiertos. Cruzar mi gomita del pelo negra con la tuya del mismo color y no
tener problema de equivocarse al otro día. Uno permite esos errores cuando se
choca de frente con un acomodador.
Cruzar todo lo que no sé y no espero, con todo esto que traigo encima desde que arrancó el camino. Este camino que como mochilera voy recorriendo, donde tengo mi propio “salón de los pasos perdidos” ambulante. Huellas de tod@s, y algún que otro muerto en alguna bolsa que por suerte, no se podrá identificar, así encuentren la caja negra.
Cruzar todo lo que no sé y no espero, con todo esto que traigo encima desde que arrancó el camino. Este camino que como mochilera voy recorriendo, donde tengo mi propio “salón de los pasos perdidos” ambulante. Huellas de tod@s, y algún que otro muerto en alguna bolsa que por suerte, no se podrá identificar, así encuentren la caja negra.
Dobles vías, rotondas, cinco cruces, pasos nivel, caminos.
Oportunidades. El semáforo siempre pasa de amarillo a verde.
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